"Si sabes esperar, la gente se olvidará de la cámara y entonces su alma saldrá a la luz" (Steve McCurry)

Al contrario de lo que su nombre podría sugerir, este blog habla de una idea que tuve y que poco a poco fue saliendo de mi cabeza para convertirse en novela. Publicada por Algón Editores (colección "Añil")

jueves, 26 de abril de 2012

Tratando de publicar

Por fin hoy he dado un paso importante con respecto a mi novela: la he enviado a dos editoriales diferentes. A diferencia de cuando la envié al concurso de novela de Alfaguara, esta vez he decidido que me la encuadernaran en una copistería, aunque eso sí: la impresión la he hecho yo, ya que en su conjunto es una inversión que se me disparaba un poco, y me sale más barato comprar dos cartuchos de tinta que hacer dos copias. Por otro lado, la encuadernación y envío también me han salido caros, así que he decidido que la próxima copia también la encuadernaré yo; tengo una encuadernadora pequeña que compré hace unos años, por ese entonces no sabía muy bien cuándo la utilizaría, siempre me dije: cuando vuelva a escribir una novela :-) Así que ese momento ha llegado ¿no? Para las copias del concurso sí lo hice todo yo, y fue un poco caótico, pero todo sea por ahorrar lo que pueda, que ya solo el envío se dispara, y es eso o empezar a quitar personajes para que pese un poco menos...

Aparte de todo esto, a la hora de hacer la impresión he seguido una serie de consejos que he encontrado por internet. Lo típico: impresión a doble espacio por una sola cara, letra TimesNewRoman tamaño 12 ptos, páginas correctamente numeradas, cambiar de hoja al comienzo de cada capítulo... Podéis encontrar buenos consejos aquí. También he incluido una breve carta de presentación con mis datos. Y por supuesto, el tomo debidamente encuadernado (y en espiral para facilitar el giro de las hojas...). El envío lo he hecho certificado, no sé si es lo correcto, pero así me quedo más tranquila.

Y ahora... a esperar ¿no? Alguna vez he leído que es conveniente ir enviando los originales poco a poco, es decir, enviar un manuscrito a una editorial y esperar respuesta, luego hacerlo con otra... y así hasta que suene la flauta. Pero por ejemplo hoy he visto en la web de una de las editoriales que pueden tardar hasta diez meses en contestar, así que según el anterior consejo ¿deberíamos enviar un original por año? Va a ser que no...

Por eso he probado con dos, para empezar, y en breve haré una nueva copia y la enviaré a otra editorial que tengo en mente, aunque no estoy segura de si la temática encajará correctamente; porque esa es otra: antes de enviar la novela tenemos que asegurarnos de que el género y temática coincidan con la línea editorial de la empresa. Yo no sé muy bien cómo calificar Fotografiar la lluvia ni dónde clasificarla, así que iré probando de lo más general a lo más concreto. No sé, quiero creer que a alguna editorial podría interesarle...

Un tema aparte es la posibilidad de la edición digital. De momento voy a intentar que salga en papel, y como último recurso acudiré a las editoriales digitales. Porque realmente lo que me hace ilusión es poder tener una copia en las manos, un libro, mi libro, un sueño hecho realidad...

viernes, 20 de abril de 2012

Buried alive

Pongamos que estás planificando una historia con algún tipo de contenido musical, quizás no tengas muy claras las canciones, o éstas no existan, pero sabes que va a haber música, o al menos la quieres reflejar de algún modo. Está bien, entonces piensas en incluir a alguien que lo represente. ¿Qué tal un grupo musical? No es mala idea... A continuación te planteas el nivel de protagonismo de ese grupo, qué van a contar, qué van a representar, y, por supuesto, el tipo de música que van a aportar a la historia.

Ahora viene la parte creativa: los miembros que lo componen y, sobre todo, el nombre de ese grupo. Esto es lo más difícil... Seguramente acudas a esos grupos o cantantes que te gustan, que te inspiran, o lo que sea; buscas en las letras de las canciones, en los títulos, en los nombres, en la procedencia... Hasta que hay algo que te gusta lo suficiente como para convertirlo en la seña de identidad de tu grupo imaginario. Vale, ya tienes el nombre, ahora a pensar en los componentes. ¿Lo típico? Sin duda: cantante, guitarra, bajo, teclado y batería. Poca novedad al frente, sobre todo si en lo que piensas es en un grupo de pop o rock.

Ya tienes varias cosas: el nombre del grupo, quiénes los componen y el tipo de música que hacen. ¡Ah! y también sería conveniente pensar en si es mixto o compuesto por solo hombres o solo mujeres. Creo que ahora el problema que se plantearía es proporcional al nivel de creatividad del escritor, o mejor dicho: a su pensamiento musical. Me explico: se puede ser melómano pero no ser capaz de crear canciones (aunque se guarden en la cabeza y/o en un papel) que vayan a ser los temas de éxito de tu nuevo grupo; o... se pueden tener ideas, inspiraciones... y aprovechar para introducir composiciones propias. Esto último es genial, pero cuando se pertenece al primer caso, lo mejor es recurrir a canciones que te gusten, o simplemente no introducir este componente en la historia: hablar del grupo pero no mencionar ni temas ni letras. 

Todo este rollo que os he soltado es simple y llanamente para introducir otro elemento o protagonista clave (y conjunto) en Fotografiar la lluvia: la música, o, mejor dicho, el grupo musical que se cuela en la vida de la protagonista... Como os he indicado en el título del post, el nombre es Buried alive.

No sé si os preguntaréis de dónde me he sacado esto... No es cuestión de traducir dicho nombre (enterrado/a vivo/a) sino de la procedencia: pertenece a una canción compuesta por Nick Gravenites y que forma parte del álbum póstumo de Janis Joplin Pearl. El título completo es Buried alive in the blues. ¿Por qué elegí esta canción? Muy sencillo: por lo especial que es en el disco... Se trata del único tema instrumental, ya que Janis murió antes de poder grabar la voz, de hecho el día antes de cuando tenía previsto hacerlo.

¿Por qué Janis Joplin?

A mi parecer, es una de las cantantes que más han influido en la música hecha por mujeres. Muchas compositoras, cantantes, músicas (si es que se puede feminizar la palabra)... reconocen lo importante que ha sido Janis en el panorama musical femenino. Creo, de hecho, que hay un antes y un después con esta mujer. Aunque, desgraciadamente, en España parece que no se le recuerda demasiado, o al menos no se la tiene muy en cuenta. 

Yo la conocí bastante tarde en el sentido musical, porque siempre he conocido su nombre. Cuando su música me enganchó ya no pude soltarme, y me ha acompañado a lo largo de muchos años. 

No sé si he contestado a la pregunta realmente: ¿por qué ella? porque sí... por lo que me ha influido y por lo que significa esta canción en el disco. Os dejo un vídeo donde suena la canción por si sentís curiosidad. Así, instrumental, quizás no parezca una gran canción, pero estoy segura que con su voz habría sido fabulosa...


El grupo, Buried alive, aportará un nuevo giro en el rumbo que está tomando la vida de la protagonista.  Pero ¿quiénes son y qué aportan?... ¿Son cómplices? ¿Amigos? ¿Enemigos? ¿Simples creadores de la banda sonora del libro?...

lunes, 16 de abril de 2012

Releer lo tantas veces releído

Hace poco, hablando con un amigo al que también le gusta escribir, recibí un gran consejo acerca de mi blog; me dijo que quizás lo estaba haciendo demasiado técnico y que podría ser bueno enforcarlo un poco más hacia el lado personal. Y supe que tenía razón, que quizás debía plasmar un poco más mi propia experiencia a la hora de escribir y tratar de haceros algo más partícipes del blog, en vez de limitarme a aspectos puramente teóricos sobre la novela. Así que en algunas de las entradas voy a intentar hacerlo. 

Otra sugerencia por parte de este amigo fue dedicar alguna entrada a ese momento en el que volvemos a releer algún antiguo escrito, aunque prácticamente nos lo sepamos de memoria, y de pronto sentimos dudas hacia él. Me explico...

Uno de los consejos que siempre he encontrado cuando buscaba pautas a la hora de tratar de publicar una historia, es ese en el que dicen que es bueno dejar reposar tu escrito y retomarlo un tiempo después, para verlo con otros ojos, con otra frescura. Cuando terminé la primera versión de Fotografiar la lluvia, y viendo que no estaba del todo satisfecha con el resultado, pensé que sería conveniente dejarla reposar, y que después de un tiempo decidiría si merecía la pena hacer algo con ella o no. Sabía que corría un riesgo, y era que al volver a poner aquel documento frente a mí, me sintiera demasiado decepcionada. 

No sé si a vosotros, a los que escribís con frecuencia y conseguís terminar lo que habéis empezado (cosa que yo, lamentablemente, muchas veces no consigo) os ha pasado que después de bastante tiempo, cuando habéis vuelto a leer algo de lo que os sentíais orgullosos, de pronto habéis sentido que no era para tanto, o incluso habéis resoplado y pensado "¿esto lo he escrito yo?". Bueno, esta última pregunta no me la he hecho nunca, realmente, pero sí he pegado ese resoplido. Siempre trato de colocar cada cosa en su época, es decir, no puedo pedir demasiado de algo que escribí, por ejemplo, en la adolescencia (es por ello por lo que quizás nunca trataré de leer aquellos relatos infantiloides), e intento pensar el por qué de lo que plasmaba en las hojas (cuando escribía a mano). Es decir, trato de ser comprensiva conmigo misma y no hacer una autocrítica demasiado destructiva.

Sin embargo, hace poco me pasó que quise volver a leer una novela que escribí hace unos diez años y de la cual me sentía bastante orgullosa. Recuerdo que entonces se la dejé leer a cierto número de personas y les pedí que me hicieran una valoración, que trataran de ser sinceros y, en la medida de lo posible, me indicaran los fallos, lo que cambiarían, lo que les gustaba... Aquella novela la había escrito con mucha ilusión y mucho empeño, tenía a los personajes en mi cabeza como si se tratara de una película, y los adoraba, creía realmente en ellos. Además, a excepción de los relatos de cierta extensión de la adolescencia, era el primer escrito en formato novela que conseguía terminar. La leí y releí varias veces, y me gustaba tanto la historia que incluso me planteé dar ese paso adelante y enviarla a algunas editoriales.

Por fortuna, no lo hice.

Cuando la retomé hace unos meses, me llevé las manos a la cabeza ¡Tenía tanto que modificar! De hecho, ni siquiera he podido terminarla. Sigo creyendo en gran parte de la historia, y me siguen gustando mucho los personajes, así que creo que quizás merecería la pena, en otro momento, más adelante, tratar de hacer algo nuevo con ella, es decir: reescribirla. Pero desde una nueva perspectiva, con mi yo de ahora. 

Creo que ha sido un poco frustrante para mí. Cuando has creído tanto en algo y con el paso del tiempo descubres que no era para tanto... no sé, sientes incluso algo de vergüenza. Por fortuna, no me ha pasado con algunos de los escritos de los que también me he sentido orgullosa. Muchos de ellos tendrán un montón de fallos, pero soy capaz de leerlos de principio a fin.

Así que temo un poco que con Fotografiar la lluvia llegue a pasarme lo mismo... La verdad es que no transcurrió mucho tiempo desde que terminé la primera versión hasta que me embarqué en la segunda, porque no podía desconectar de ella ni deshacerme de los personajes. ¿Alguna vez habéis sentido esa especie de enamoramiento hacia vuestras propias criaturas? He llegado a obsesionarme un poco con ella, para ser sincera, y aún hoy todavía la tengo en mi cabeza. Por eso creo que siempre podría jugar a dejar pasar un tiempo y retomarla para tratar de verla con otros ojos, y siempre podría añadir cosas nuevas y modificar algunas otras. Así que, de momento, no lo haré (a no ser, claro está, que alguna editorial interesada me pida que lo haga). Pero ese temor está ahí. ¿Y si algún día resoplo y pienso "he escrito yo esto" de forma peyorativa?

¿Os ha pasado también a vosotros?

martes, 10 de abril de 2012

Cuando no sabes muy bien qué temer

Por lo poco que he revelado en la sinopsis de la novela, junto con algo que he ido comentando en alguna entrada, ya sabéis que uno de los giros que da la vida de la protagonista es a causa de una fotografía que no debería haber hecho.

Decidió guardar la cámara, y mientras lo hacía, de pronto se sintió observada. A lo lejos, dentro del parque, un chico la miraba sin tan siquiera disimular, estaba serio, y clavaba sus ojos sobre ella, con los brazos a ambos lados del cuerpo, sin moverse, de frente, como si se hubiera quedado congelado. Su corazón se aceleró de pronto, aquel tipo le daba muy mala espina.

Esa foto, y el personaje que aparece en ella, o que cree aparecer (ahí dejo eso...), harán que la rutinaria vida de la fotógrafa tome un camino que no había imaginado: no solo se sentirá amenazada por alguien que no comprende muy bien de dónde sale, sino que también tomará decisiones que no se había planteado. ¿Hasta qué punto un solo instante puede cambiarnos la vida por completa? O ya no solo un instante: una mirada, un olor, una sensación... Una fotografía...

-¿Y tú quién coño eres? -murmuró el tipo entre dientes- ¿Por qué cojones me hacías fotos?
[...] Al ver que no reaccionaba, la soltó ligeramente, dejando un poco de aire, pero sin dejar de sujetarla.
-¿No me has oído? [...] Me estabas haciendo fotos ¿por qué?
-No... no te las ha... hacía a ti... lo juro.
-Dame la puta cámara.
-No...
Él volvió a aprisionarla contra la pared, mientras la amenazaba.
-Te he dicho que me des la puta cámara.

Cuando me planteé crear al "malo de la novela", al personaje que amenaza a la protagonista, primero lo imaginé en mi cabeza, me refiero físicamente, y después traté de colocarlo como enlace entre la primera y la segunda versión de la historia. En un principio no tuve muy claro el grado de protagonismo que iba a tener en la trama, pero poco a poco fue cobrando vida y ganando importancia, y creo que de hecho ha llegado a convertirse en uno de mis personajes favoritos. Incluso a mí me transmite odio y fascinación a la vez...

Sentía el brazo como paralizado del dolor a pesar de la dosis de ibuprofeno que se había tomado hacía tan sólo dos horas; sin duda, el día anterior se había pasado de la raya, y ahora en cierto modo lo lamentaba, pero mejor eso que dejarse ganar. A él nadie le ganaba [...] nunca se dejaba avasallar, ni por sus amigos, ni por los que decían que lo eran, y mucho menos por una estúpida niñata con una cámara colgada al cuello. Ya era hora de poner orden en aquel asunto y zanjarlo de una maldita vez. Era hora de recuperar el honor perdido, aquella zorra tenía que confesar lo que sabía.

A lo largo de la historia he tratado de mantener un poco el misterio que rodea a este personaje así como la tensión que provoca, y espero haberlo conseguido...

El vaso del refresco resbaló de su mano y cayó al suelo, quebrándose y salpicando de bebida sus pantalones. Se sobresaltó. Su corazón dio un vuelco y comenzó a latir con fuerza, al tiempo que ahogaba un grito. Él alargó su mano derecha y la agarró con fuerza por la muñeca [...] acorralándola con su cuerpo mientras la miraba fijamente a los ojos. Su mirada era fría y penetrante, tanto que la chica sintió que comenzaba a entrar en pánico, y fue incapaz de articular palabra alguna, ni siquiera de gritar para que alguien le ayudara.

lunes, 2 de abril de 2012

"Deep Inside", Lam Rim

Al empezar el blog y tener la necesidad de escribir sobre la novela, me planteé si iba a incluir algunas de las canciones que me han acompañado a lo largo de estos meses, puesto que algunas de ellas me han dado un gran empujoncito a la hora de dejar volar la imaginación. En otra entrada os comentaba el hecho de que cada historia que escribo suele tener su propia banda sonora, y aunque no pretendo desvelar cuál es en su conjunto la que forma parte de Fotografiar la lluvia, sí me gustaría compartir con vosotros, de vez en cuando, algunas canciones que han sido importantes mientras escribía. Ya os hablé de "Rain", del grupo leonés The bright; y hoy quiero destacar "Deep inside", de Lam Rim.

Por si os lo estabais preguntando: sí, la mayoría de la música que me inspira suele ser en inglés, supongo que porque irremediablemente es el idioma que más asocio con el rock. O tal vez porque a la hora de escribir, escuchar una letra en español a veces me distrae y desvirtúa un poco lo que me inspira la canción en sí. Y es que me gusta dejarme llevar por lo que me dice la música, la forma de cantar, los cambios rítmicos...

Esto es un poco lo que me pasó con Deep Inside. Al cerrar los ojos y escuchar la música y la fuerza del estribillo, recreé en mi mente una escena algo tensa de la historia. Y aunque lo que sucede en dicho pasaje no tiene mucho que ver con lo que dice la canción, al asimilar la letra descubrí que, irónicamente, define en gran medida cómo se siente la protagonista por dentro. Con lo cual podría decir que forma parte de la banda sonora de la historia por partida doble.

Casi nunca se paraba a pensar en lo vacía que estaba su casa, no solo en cuanto a decoración sino también físicamente. Intentaba no pensar en su propia soledad, una soledad buscada pero que a veces le pesaba. Y aquella tarde era uno de esos días en los que la angustia y el silencio se apoderaban de su ánimo, provocándole ansiedad y desesperanza […] Volvió a abrir los ojos y se dijo que tenía que dar algún paso hacia delante, probar algo nuevo que consiguiera llenarla, evolucionar de algún modo hacia algo, lo que fuera. Pero salir de aquella sensación de vacío.

Este párrafo no forma parte de esa escena tensa que os comentaba, ésta me la guardo para otra entrada que estoy preparando.

Os adjunto el tema de Lam Rim, a quienes, por cierto, he pedido permiso para poder "utilizar" esta canción en el blog (al igual que hice con The Bright). Os aconsejo que escuchéis y asimiléis la letra.